Por Cacho Fernández
Dicen que el ser humano actúa hablando y con enunciados que tengan contenido. Por lo tanto, primero está esto y luego la apelación a lo emocional. En general, y la historia es fiel testigo de ello, cualquier intento de sustitución de la coherencia racional por el eslogan o el discurso puramente emocional, panfletero o pretendidamente épico, acaba en contradicciones irritantes e inesperadas. En nombre de la libertad guillotinaron miles y miles de cabezas en la Revolución Francesa, y muchas de ellas eran solo disidentes con el régimen que pretendían imponer los jacobinos ultra radicalizados.
Bien dice Alejo Carpentier en su novela “El siglo de las luces” que en el mismo barco que en el que se traía “la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano” venía la guillotina. Y esto explica todo, y si no observemos el fusilamiento Santiago de Liniers, héroe de la lucha contra los ingleses durante las jornadas de 1806/07 ordenada por un jacobino fanático como Juan José Castelli. Tampoco debe olvidarse que fue un jacobino como Napoleón quien arrasó con los sectores bajos de París (los sans culottes) en las sangrientas jornadas de 1795.
Por si no queda en claro las contradicciones entre lo que se boquea con lo que se hace, preguntémonos sobre los panfletos liberales de Javier Milei y los insultos y las agresiones constantes contra periodistas y el ejercicio del derecho a la libre expresión.
En nombre de la democracia y la libertad, los gobiernos han actuado como fascistas -o cuasi-, y sin distinción de color político, raza, credo o religión. Como si el famoso enano fascista se hubiese apoderado de las conciencias de todos, sean populistas, libertarios, de derecha o izquierda, o de cualquiera de los matices del famoso centro.
Invariablemente, como decía el autor de “El siglo de las luces” o de “El arpa y la sombra”, siempre (o casi siempre) “la declaración de los derechos del hombre y el ciudadano y la guillotina” llegaron a América en el mismo barco.
Los distintos mensajes
Entonces, del mismo modo que la Naturaleza habla actuando, el hombre como especie actúa hablando. Los panfletos o eslóganes colaboran con el factor emocional, pero sería bueno apelar también a la razón y a las propuestas que indiquen un sentido de la crítica o la resistencia. La gente necesita hoy liderazgos que propongan proyectos políticos racionales y aplicables que tiendan a la construcción de una nueva épica, la de la sensatez, la paz y el bienestar general.
El Presidente suele acudir a discursos insultantes contra un supuesto enemigo demonizado que concurre a definir su posición. Utiliza el argumento de Ernesto Laclau, aplicado luego por varios gobernantes que construyen su accionar político en base a un oponente sobre quien descargan el odio y la responsabilidad de todos los males.
Es por ello que, dentro de este esquema dialéctico, el núcleo duro del mileísmo pretendió mantener a Cristina Fernández encima del ring, pero de última se conformó con subirla a un lugar tan visible como un balcón.
El balcón y sus derivaciones políticas
Cristina en el balcón es útil para muchos y no solo para el Gobierno. El mismo peronismo no K, incluída la CGT, aguarda pacientemente la saturación de la escena y suponen que después de este ciclo vendría el de la renovación peronista, con otra cara y otro estilo. La misma experiencia les dice que esta exposición de la líder del kirchnerismo sobre el balcón y en el medio de un vecindario saturaría el método y también su propia figura y desgastaría al mismo Gobierno que hoy no sabe cómo contrarrestar este fenómeno sin debilitarse en el intento.
Todo está a punto de cambiar. Junto con los cambios en el peronismo, también el resto de la estructura política tendrá sus mutaciones. Efectivamente, el radicalismo se dedicará a su propia fuerza y a la de sus poderes territoriales y no dejará que el acuerdo entre el PRO y la LLA los contamine con su propia pelea interna que ya comienza a notarse en Olavarría y en la Séptima. La Izquierda (del FIT) podría ser tentada a migrar al cristinismo seducida por la victimización de la ex Presidenta, mientras que el kicillofismo, el massismo y alguna renovación dentro de un camporismo moderado haga rancho aparte lejos de las radicalizaciones que terminan por ahuyentar a cierta parte del electorado.
El Estado no es una empresa
Completando el vacío de propuestas que propone el Gobierno, la oposición también navega en la vacuidad propositiva. Solo se escuchan cánticos y eslóganes vacíos y repetitivos pero sin propuestas, enmarcados en la victimización de sus líderes. La sociedad necesita de ideas, de proyectos, de propuestas de gobierno, de pensamientos que prefiguren un horizonte de promesas. Hoy la gente no expresa lo que sufre por el modelo político que está conminado a soportar porque no encuentra enfrente del Gobierno algo que le genere esperanza de una vida mejor. Y aquí está el verdadero problema, el de hallar en la vereda de enfrente el mismo patetismo y la misma vacuidad que encuentra en el oficialismo y sin ninguna posibilidad de asomar la cabeza.
El Gobierno hoy solo recala en los balances y en los supuestos resultados que la gente no puede palpar. Está naciendo una nueva religión, la del superávit fiscal, que va relegando progresivamente al verdadero dios que es el bienestar general. Los proyectos políticos son actualmente meros balances contables, como si el Estado fuese una empresa obligada a mostrar alguna rentabilidad en su ejercicio y no la contención y protección de la comunidad. Pero la oposición tampoco parece entender esto y opta por contraponerle al Gobierno la supuesta victimización de su principal líder. “El desierto va avanzando”, advertía Zaratustra.
Y junto a este paisaje desértico y devastado, se insinúa como salida un endeudamiento inédito y feroz del futuro nacional y un loteo de la Cordillera de los Andes para que los grandes capitales internacionales hagan sus negocios mineros y el desastre ecológico de la Nación.
¿La compra de Loma Negra es parte de ese loteo minero? ¿Tendrá que ver ello con la estrategia de eliminar la tasa por explotación de canteras (mal llamado ‘impuesto a la piedra’) que es el ingreso fundamental de la ciudad?
Un desaliento tanguero
Paradójicamente, los gobiernos intentan terminar con la intolerancia reprimiendo o descalificando cualquier tipo de crítica. Por lo tanto, no existe otra alternativa que tirar a la basura todo esquema binario de la política, -algo así como este Boca – River que nos viene colonizando desde hace tiempo-, y comenzar a pensar en una propuesta alternativa y racional para salir de esta dialéctica asfixiante. Digamos también que el filósofo argentino Ernesto Laclau sólo expresó un argumento y no un método de acción, por lo tanto no es culpable de lo que se hizo con su teoría.
Veremos además que quienes hoy se persignan ante las defraudaciones fiscales serán muchos de ellos quienes en el futuro se enriquecerán con los dineros públicos, o promocionando negocios truchos con monedas virtuales desde sus cuentas digitales o arrojando bolsos llenos de dólares por encima de los muros de un convento. “Todo es igual, nada es mejor” decía el genial Discepolín con el mismo desaliento que hoy tienen la mayoría de los argentinos.