Después de las elecciones, llegan las internas. En el kirchnerismo (una variante muy heterodoxa del peronismo), la interna está hoy marcada por la tensión y la disputa entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof. Tanto es así que hoy no existe otra opción de peso para continuar batallando en ese espacio: o se es cristinista o se es axelista, pero no existe una posición intermedia porque el massismo se ha ido transformando en un espectador de lujo aunque primordialmente observa desde debajo del ala de Cristina.
Sergio Massa es actualmente la hipóstasis (representación de lo abstracto en algo real) predilecta y más recurrida por la jefa del kirchnerismo. Y tanto es así que el tigrense, de ser una persona amada fuera del cristinismo en 2013, hoy quedó para mucha gente como el responsable de la catástrofe final de la gestión de Alberto Fernández. Cristina logró, por su astucia, cargarle todas las culpas primero a su delegado presidencial y esposo de Fabiola, y después transfirió esa misma carga a un Massa sediento de protagonismo. El mismo mileismo se encarga de exhumarlo cuando lo necesitan para asustar con lo que consideran el “cuco” del kirchnerismo. Triste destino el de un dirigente (Massa) que pasó en pocos años del amor al odio y al rechazo visceral, y todo, quizás por haber supuesto que era capaz de revertir lo que había dejado Alberto junto con la pandemia. Su gente le pide “una verdadera autocrítica” tanto a él como también “al peronismo” suele repetir el diputado nacional del FR, Daniel Arroyo. A Massa se lo devoró la grieta y al parecer quedó atrapado definitivamente en ella. Como todo dirigente argentino, vivió mirando los abismos y un día éstos decidieron devolverle su mirada, decía sabiamente Nietsche.
Actualmente, ese rol de peronista racional, moderado y “normal” lo ocupa el Gobernador quien todavía puede gambetear el peso de una supuesta derrota en la Provincia después de haber arrasado en septiembre.
En efecto, Kicillof terminó empatando con LLA, cuando en otra intermedia anterior Cristina había sido derrotada por Esteban Bullrich por varios puntos. Por ello, calificar de derrota lo que pasó el 26 de octubre en la Provincia es erróneo y hasta parece injusto ya que el pero-kirchnerismo venía siendo derrotado en las intermedias anteriores, salvo en 2005 y en septiembre de este año.
El Gobernador mantiene intacta su relación y un posible armado con los intendentes del Conurbano. Y hasta los mandatarios camporistas no saben en qué vereda ubicarse. El tiempo suaviza el engaño de las emociones y concede el alivio restaurador de la racionalidad. Varios intendentes han sido duramente críticos con el baile de Cristina en el balcón como festejando la performance de Kicillof y del kirchnerismo en el país, y hasta el periodismo “militante” del kirchnerismo de C5N la “mató” por su escandaloso baile de “festejo”. Le pegaron tanto que ya parecía un matricidio. Seguramente cosas parecidas ocurrirán en el futuro con esa variedad de periodismo militante mileista que hoy ostentan otros medios.
Soberanos o endeudados
Pero, ¿por qué ese resultado del 26 cuando, aún sus aliados, prefiguraban una catastrófica derrota de Milei y posiblemente un posterior abandono del gobierno sin ninguna salida institucional precedida por un acuerdo con los gobernadores y la oposición? Así, crudamente, lo confió un dirigente del –podría decirse- pan-mileismo.
Una hipótesis para explicar el impensado triunfo libertario podría ser el de la ayuda de Trump y la perspectiva de un supuesto despegue económico a partir de la intervención de la economía de parte de los EEUU y por qué no, de la política nacional. A los yanquis solo les faltó echar a los jesuitas como lo hizo Carlos III en 1767 para demostrar su poder hegemónico. Pero igual, el Imperio del Norte logró arraigar el Halloween, un ritual celta en su origen pero hoy estadounidense por apropiación.
Lo que parecía una réplica de aquella coyuntura “Braden o Perón” para los comicios de 1946, esta vez funcionó a la inversa. Los fantasmas de la híper o del 2001/2 y el temor a lo anterior hicieron el resto. El pasado volvía para la gente con forma de pesadilla.
Se habla además que el desdoblamiento de septiembre habría obrado como un alerta que motivó una reacción del anti-kirchnerismo para “que no vuelvan”, aunque esta variable no parece ser tan relevante.
Culpar al desdoblamiento fue un argumento de Cristina, atendible, sí, pero algo. La guerra entre Cristina y el Gobernador ya está desatada y no falta en el mismo kirchnerismo alguna dirigencia que piense en resolver este dilema optando por una opción y desechando definitivamente la otra.
Por el camino de Raúl
La razón principal de los resultados también pudo haberla tenido la tan mentada polarización, lo que le otorga a Milei un cierto mérito por haber centrado la campaña en ese rasgo.
No anduvieron las terceras vías, también habría que computar que el radicalismo que no se metió en la grieta, perdió mal, y todas su crisis parecen dispararse a partir de esa realidad. Las performances de los posibles pueden certificar esto
Hoy, el partido de Alem e Yrigoyen se enfrenta con una crisis muy profunda. Los referentes se diluyeron y la fragmentación avanza a pasos agigantados por un exceso de territorialización de la identidad y del partido. Por lo tanto, el radicalismo debe debatir fuerte y humildemente quiénes son, su rol, su misión y su destino. Un buen comienzo sería observar agudamente qué es lo que más le duele a la gente, comprensión de la coyuntura respecto de lo que se deja atrás, y convencerla con algunas ideas-fuerza, cargadas de emoción y compromiso, que son capaces de curar esas heridas. Pero, insisto con razones emocionales y racionales que penetren en la conciencia popular tal como irrumpió Raúl Alfonsín. Nada van a lograr si continúan pensando con argumentos cómodos o buscando en qué palenque rascarse.
En tanto, la puja entre “halcones” y “palomas” en la interna del Gobierno produjo la renuncia de un político profesional como Guillermo Francos a la Jefatura de Gabinete para ser reemplazado por una especie de burócrata anodino como Manuel Adorni. El internismo se está devorando al oficialismo y ya comienzan a generar “purgas” políticas.
La BUP, gremios y partidos
Entre las razones de los resultados electorales, también se podrían barajar los impactos de la gran fragmentación en el electorado que suele darse en las elecciones de medio término. En fin, todo parece posible, pero la variable fundamental parece ser la de la Boleta Única y sus efectos. Veamos por qué.
Al parecer, porque tuvo efectos políticos-instrumentales sin descartar un análisis más profundo en lo sociológico y político-filosófico.
Es que la Boleta Única de Papel prácticamente contribuye a diluir bastante la identidad política o los grupos de pertenencia de la gente y es mucho más difícil trabajarla o militarla que la boleta sábana, factores éstos tal vez no previstos por el pero-kirchnerismo en el momento de su tratamiento legislativo.
Es posible que muchos votantes pan-libertarios ya tenían decidido su voto dos meses antes, tal como lo indican estudios norteamericanos, y que ni siquiera el escándalo Espert hubiese cambiado esa tendencia. Más aún, parece ser que las conductas corruptas no inciden en la decisión de los votantes y menos aún los valores de soberanía o similares. En general, a mucha gente solo la moviliza la economía cotidiana y otros aspectos puramente pragmáticos, reales y tangibles.
La BUP y reformas que se vienen
La BUP nos introdujo en un nuevo paradigma electoral. Un sociólogo del siglo diecinueve, Emile Durkheim, sostenía, como dice la religión, que no es bueno que el hombre esté solo, y que los seres humanos debían funcionar asociados sea en gremios, partidos políticos u otras formas para formarse como ciudadanos con valores compartidos y fortalecer la conciencia colectiva (conjunto de normas escritas y no escritas) de una sociedad. Decía que esto era más sano que la soledad.
De esa manera, podremos decir además que la pérdida de fuerza de las identidades políticas contribuye a una sociedad conformada por soledades sin ningún factor simbólico que los mancomunen. Por ello, quizás la BUP genera lo contrario y reduce eso que planteaba el sociólogo francés a una mera franja vertical de tres centímetros. ¿Es malo o es bueno? No lo sabemos aún. Lo cierto es que la BUP parece haber profundizado el culto a la personalidad por encima de las ideas y el consecuente progresivo abandono de las ideas como vehículos motivadores de las conductas humanas.
Ahora comienza una etapa de luchas por la reforma laboral, previsional y tributaria, siendo la primera la que más va a necesitar de la resistencia asociada. Ahí veremos si la individualidad que lleva ínsita la BUP podrá neutralizar la lucha de los trabajadores por sus derechos. Y entonces sí cabría el eslogan “reforma o derechos” para enarbolar la resistencia. Lo que se viene adelantando es de terror. Veremos si el movimiento obrero organizado estará decidido a combatir esta película de terror que parece venirse.
En lo local, tenemos un conflicto en ciernes con la licitación de Coopelectric. Pero recién empieza y parece que va para largo. Se insinúa además la puja entre Celeste Arouxet y Ezequiel Galli para saber quién será el candidato en 2027. Celeste está obligada a gambetear toda interna que la deje mal parada y Ezequiel rogará para que el constante internismo de LLA no lo deje sin Santilli y desguarnecido.
