La CGT marchó en la tarde de este jueves a la Plaza de Mayo para manifestar, junto a otros sectores gremiales, organizaciones sociales y partidos políticos, su rechazo a la Reforma Laboral que apura en el Congreso el Gobierno de Javier Milei. “Este es el primer paso de un plan de lucha, sigan sin escucharnos y se viene un paro general”, advirtió uno de los triunviros cegetistas, Octavio Argüello.
Si bien en la manifestación hubo primacía de la CGT -el palco del acto final tenía la simbología de esa central y solo hubo oradores de esa pertenencia- la expresión de rechazo fue mucho más amplia: no solo participaron las dos CTA y ATE, sino organizaciones como la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), partidos de Izquierda y dirigentes peronistas, entre ellos el Gobernador Bonaerense, Axel Kicillof.
La movilización lució multitudinaria pero en la Plaza de Mayo hubo vacíos. El escenario se apostó delante de la Pirámide de Mayo y quedó lejos de la Casa Rosada, que estuvo fuertemente custodiada y vallada. Dentro de Balcarce 50, Javier Milei encabezaba en paralelo una reunión con la mesa chica para definir la estrategia parlamentaria sobre la Reforma Laboral en el Senado y el Presupuesto 2026. El Gobierno quiere apurar la firma del dictamen este jueves y darle media sanción en el Senado el viernes 26.
“No nos para ni el calor ni la Gendarmería ni la Prefectura. Tenemos conciencia y vamos a defender nuestros intereses”, arengó Cristian Jerónimo, jefe del Sindicato del Vidrio, apuntando contra el operativo del Ministerio de Seguridad para que los manifestantes no lleguen a la Plaza: hubo bloqueos y controles de micros en los accesos e intimidación en redes sociales para denunciar la participación obligatoria a la marcha. “No podemos permitir que siga existiendo la transferencia de recursos de los sectores postergados a los más concentrados”, agregó.
Una dura advertencia
La frase más resonante correspondió a Argüello. “Este es el primer paso de un plan de lucha nacional, sigan sin escucharnos y se viene un paro general”, lanzó. También habló el tercer triunviro, Jorge Sola, del Sindicato del Seguro.
Muy cerca de la conducción cegetista se ubicaron históricos dirigentes como Hugo Moyano (Camioneros), Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (UOCRA), Julio Piumato (Judiciales), entre otros.
La CGT considera que la Reforma atenta contra los derechos laborales al modificar por completo la Ley de Contrato de Trabajo y avanza sobre la propia existencia de los gremios. El proyecto libertario regula el derecho a huelga, establece la prioridad de los convenios por empresa y limita la ultraactividad de los convenios colectivos de trabajo. También flexibiliza el costo de las indemnizaciones por despido, reemplaza las horas extras por un bando de horas, deroga estatutos sectoriales y afecta los aportes solidarios de los afiliados.
Los discursos abonaron la idea de un paro general pero no llegaron a confirmarlo. “Este es el primer paso de un plan de lucha. Sigan sin escucharnos y se encontrarán con una profundización del plan de lucha. Terminaremos con un paro nacional”, aventuró Sola en su intervención, en la misma línea que Jerónimo.
Los tres triunviros plantaron bandera contra el proyecto presentado ayer mismo en la Comisión de Trabajo del Senado que conduce Patricia Bullrich. En ese ámbito subrayaron la responsabilidad política del Congreso, al señalar que tanto el Senado como Diputados deberán hacerse cargo de las modificaciones que se introduzcan en las relaciones laborales. El oficialismo cree tener la mayoría en ambas cámaras para sancionar la ley, y la CGT podría finalmente convocar a un paro general para ese momento. Si el Senado lo aprueba la semana próxima, Diputados podría tratarlo a mediados de enero.
DIB

