Cacho de Semana

Los resultados en la CABA, los tres tercios y la muestra local

Por Cacho Fernández

Posiblemente los resultados electorales de la CABA estén significando un cambio de época, pero no por el triunfo de LLA sino porque profundizó la grieta o la colisión de dos opuestos y la consecuente generación de una alternativa moderada, por decirlo de algún modo.

Una arqueología de lo sucedido nos podría conducir a tres tipos de interpretaciones y conclusiones. Una sería la de ver en ese hecho la consumación del derrumbe del Estado de Bienestar o Contenedor que nació en el país en el ’45 con el surgimiento del peronismo. Lo llamativo es que, de ser así, gran parte de ese 30% ganador serían los mismos beneficiarios del modelo que se deja atrás y que le dan la bienvenida a un retorno de un rancio conservadurismo. Es decir, las víctimas festejan el triunfo de sus victimarios. Es lo que venimos denominando el voto estocolmeado” y representa la victoria de una cultura profundamente antiperonista y anti-irigoyenista de la mano de sus detractores de siempre pero esta vez acompañados por la base social de esos “populismos” como fueron calificados por el actual Presidente.

La otra lectura tendría que ver con una grieta manifiesta entre el conservadurismo ultra liberal-conservador versus un kirchnerismo a la porteña representado por un radical K como Leandro Santoro, que pretende ser la representación de aquel modelo popular aunque expresado con un profundo y paralizador complejo de culpa que acaba siendo un híbrido entre la chicha y la limonada que intenta caerle simpático al porteño/a tipo pero que no conduce a ninguna parte.

Y un tercer análisis que expresaría dos opuestos que colisionan en el mundo simbólico de una ciudad que nunca pudo definir para dónde pateaba en esta puja histórica entre el Interior y el centralismo capitalino. Ese choque de aparentes opuestos más la crisis irreductible de las estructuras partidarias habría producido una fragmentación política que, sumadas todas estas esquirlas darían como resultado de un voto moderado, de centro y centro-derecha conducente hacia una reconstrucción de aquel lema que triunfó en 2015 como una versión del antikirchnerismo. Se trataría de la regeneración de “Juntos por el Cambio” o una alianza de ese tenor, que de paso representaría la única manera que tiene el radicalismo, parte del PRO, la Coalición Cívica y el GEN de seguir con vida. Esto mismo es lo que se está intentando en el interior del país y de la Provincia, casi como la utopía de volver a nacer.

El rol del radicalismo en el Concejo Deliberante local, fundamentalmente en el tratamiento de la última Rendición de Cuentas, representaría la intención de encausar la prosecución de ese objetivo. Es que no podría ser otro puesto que es la única expresión institucional del peronismo/kirchnerismo. El resto quedó reducido a una suma de fragmentos casi invisibles sin otro objetivo que el de sobrevivir de alguna manera.

Lecturas de la CABA

Esta arqueología de los comicios porteños representa además la teoría aplicada de la dialéctica (tensión entre opuestos) de Hegel o de Marx. Conocemos cuáles son esos factores contrarios (tesis-antítesis) pero no sabemos aún cuál será la síntesis que surgirá de esa colisión, si un bipartidismo o si se irá construyendo una tercera vía o posición y qué color político-ideológico y modelo representará.

Hay quienes suponen que esa síntesis sería una vuelta a la centro-izquierda frepasista o quienes imaginan un retorno de aquel AC y S de 2009 que triunfó en las elecciones contra un kirchnerismo esmerilado por la guerra contra el Campo y por el oprobio de las candidaturas testimoniales. Pero en general prevalece la idea de reflotar Juntos por el Cambio y algo ampliado.

Javier Milei ganó por el hartazgo de la gente con sus predecesores y la imposibilidad de encontrar un futuro en los errores no forzados de Alberto y el descompromiso de Cristina frente a los errores o mala praxis de su elegido. 

Pero, como todo modelo político y económico lleva dentro, en su desarrollo el germen de su destrucción, es posible que de cumplirse esta profecía, el país, nuevamente harto de los ajustes diarios y de la falta de contención y esperanza, acabe queriendo volver a aquel Estado de Bienestar a la criolla y deje de votar a liberales que nada saben de la pobreza y de una vida de carencias e imposibilidades que el mundo ya conoce desde la Segunda Revolución Industrial. 

Cabe recordar que, este proceso histórico se desarrolló desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX caracterizado por fuertes avances científicos, tecnológicos y económicos pero también por una enorme monopolización de la economía y crecimiento descomunal de la pobreza. El escenario actual es bastante parecido.

Liberalismo restringido

La historia vuelve a repetirse, dice el tango, y tanto es así que ante la falta de dólares para sostener la estabilidad, el Gobierno lanzó un programa para blanquear el dinero (pesos y dólares) guardados debajo del colchón similar al de Menem en 1992 y con el mismo objetivo. Cristina ya había intentado algo similar para recuperar, como sus seguidores, la confianza perdida.

Lo llamativo es que ante la pregunta de un periodista que aludía a ministros que podrían estar en esa situación, Caputo, que se autopercibe liberal, puso el grito en el cielo y le “ordenó” que se rectificara rápidamente. No parece una conducta de una ideología que se presentó en la historia universal como respetuosas de “los derechos del hombre y del ciudadano” como expresaba el documento inaugural de los revolucionarios franceses.

Rápidamente, y como para que ningún otro periodista se atreva a imitar la conducta “impertinente” de su colega, el Gobierno ya anunció andanada de requisitos para participar de las famosas conferencias de prensa de Adorni. 

Hasta disponen que los trabajadores de prensa que quieran participar deberán ir vestidos de tal o cual manera avanzando sobre el derecho de ir como sus propias libertades lo dispongan. ¿Liberalismo extraño éste, no? Antes bien tiene rasgos más cercanos a la autocracia que a la democracia. El objetivo fue el mismo de Trump: limitar el acceso de la prensa a la Casa de Gobierno.

¿Un nuevo JxC?

La lectura de considerar que los resultados en CABA ameritaban una base para rearmar Juntos por el Cambio con los potenciales del PRO, Evolución, larretismo, CC y GEN se manifestó en la última sesión del HCD local en circunstancias del rechazo de la Rendición de Cuentas 2024 y “por primera vez desde el retorno de la democracia”, resaltaron.

El radicalismo estuvo muy duro con lo invertido en obras por esta gestión. Mientras durante la pandemia “la inversión real directa fue del 11, 2 por ciento, hoy se destina solamente un 5 por ciento de lo recaudado”, compararon con tono muy crítico, “y acá volvemos a las a las contradicciones de esta gestión municipal, cuando en su rol de opositores decían que la inversión real directa tendría que estar en los 20 puntos”, subrayan.

En tanto el bloque de Juntos por Olavarría habló de “subejecución de partidas en obra pública, hidráulica, Fondo Rural, seguridad, discapacidad y adultos mayores, economía social, género, políticas de juventud, consumos problemáticos, obras en los parques industriales” mencionó y brindó detalles.  “Yo no sé qué pensaron que era la municipalidad, pero era mucho más serio que esto”, señaló la concejal Guillermina Amespil. 

La idea prevaleciente hoy de la oposición anti K es la de recrear Juntos por el Cambio, de eso no hay duda, y pronto vendrán los conflictos propios del armado de listas. Son dos cuerpos nada más y el votante se va a fijar mucho en quién es el nombre que las encabeza. No se sabe si los electores de la Séptima recuerdan a Ezequiel Galli para que tenga el peso suficiente para los votantes tal como se lo viene mencionando. El otro tema será ¿con quien iría, si con LLA o con JxC? “Santilli ya arregló con los libertarios por lo tanto Ezequiel, si es que encabeza deberá disputar ese lugar con Celeste Arouxet o cualquiera que pongan desde arriba”, opinó uno del espacio. En fin, comienza la competencia para saber quién estará en el podio, pero lo cierto es que hoy por hoy, si LLA no los bendice, el PRO no tendría otra alternativa que colaborar en un nuevo JxC algo ampliado para tener peso político y electoral.